Cómo manejar ansiedad generalizada: 6 consejos que te ayudarán

Prácticos consejos para esos días ansiosos

10/30/20225 min leer

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La ansiedad es uno de los principales problemas psicológicos que puede experimentar cualquier persona a lo largo de su vida, sobre todo si esta aparece de forma persistente o incluso crónica. Como respuesta natural es normal e incluso necesaria, pero ¿qué pasa si la ansiedad está casi siempre presente?

En este artículo vamos a hablar de un problema especialmente grave relacionado con la ansiedad, que es el Trastorno de Ansiedad Generalizada: ¿Qué podemos hacer para disminuirla? ¿Cómo se puede manejar la ansiedad generalizada? ¿Qué consejos pueden ayudarnos a superarla?

¿Qué es la ansiedad generalizada?

Antes de nada debemos distinguir la ansiedad generalizada, como concepto amplio, del Trastorno de Ansiedad Generalizada propiamente dicho.

El primero suele utilizarse de forma inespecífica para hablar de aquella ansiedad que suele acompañar al estado psicológico de una persona. Por otro lado, el Trastorno de Ansiedad Generalizada, abreviado a veces como TAG, hace referencia a una entidad bien definida por los manuales de psiquiatría y psicología. Por ello, el TAG cuenta con una descripción pormenorizada y unos síntomas bien delimitados.

Así pues, para poder hablar de Trastorno de Ansiedad Generalizada, debe haber previamente un diagnóstico llevado a cabo por un profesional adecuadamente titulado de la psicología o psiquiatría.

Podemos concluir que la ansiedad generalizada es un tipo de ansiedad que no tiene una circunstancia o objeto concreto que la desencadena. Esto suele ser porque, o bien la persona no ha sido capaz de identificarlo o bien porque vive en un estado constante de alerta del cual, no puede deshacerse con independencia de dónde esté, con quién esté o qué haga.

Síntomas más frecuentes del Trastorno

de Ansiedad Generalizada

El TAG puede aparecer, como cualquier otro trastorno psicológico, con cierta variabilidad dependiendo de cada persona. Pero algunos de los síntomas más frecuentes son:

1. Dificultades para controlar su sensación de preocupación o alerta en el día a día. No es capaz de relajarse.

2. Ansiedad relativamente constante, con mayor o menor intensidad, pero de difícil

desaparición, casi sin importar el contexto.

3. Sensación de fatiga fruto del estado de alarma constante en el que se vive.

4. Problemas para mantener la concentración.

5. Irritabilidad o explosiones emocionales en situaciones de cierta tensión objetiva, lo que propicia respuestas emocionales desproporcionadas.

6. Cambios en el apetito (por aumento o disminución).

7. Problemas en los patrones de sueño: la persona tiene dificultades para conciliar el sueño o mantenerlo durante la noche. También es frecuente que la persona pueda dormir de forma sostenida durante toda la noche, pero al despertar a la mañana siguiente, sienta que no ha descansado porque la calidad del sueño ha disminuido notablemente.

8. Los problemas previamente mencionados han comenzado a afectar a varias áreas de la vida como la relación con la pareja, los amigos o en el trabajo.

A nivel fisiológico, los síntomas más comunes suelen ser: temblores, rigidez muscular (que puede acabar generando contracturas), sudoración, mareos, palpitaciones, vértigos o problemas en el sistema digestivo.

En el caso de los niños, sobre todo los menores de 8 o 10 años, la ansiedad generalizada suele traducirse en que el menor demanda seguridad con bastante frecuencia y quejas sobre problemas físicos.

¿Cómo manejar la ansiedad?

Una vez detectada la ansiedad generalizada, o si contamos con un diagnóstico profesional de un Trastorno de Ansiedad Generalizada, podemos intentar disminuir el malestar con los siguientes 8 consejos.

Consejo 1: Psicofarmacología para fases agudas

Siempre con la prescripción médica pertinente, la psicofarmacología puede ayudar a controlar los síntomas. Esto será especialmente útil si en paralelo trabajamos para detectar la raíz del problema y poner solución.

Los ansiolíticos (por lo general benzodiacepinas) suelen ser el fármaco de primera elección, pero hay que tener cuidado, pues pueden generar mucha dependencia y tolerancia a medio-largo plazo, sobre todo si se consumen diariamente. De ahí que quizá solo sea recomendable en momentos donde la ansiedad supone un fuerte obstáculo para el día a día.

Consejo 2: Concretizar la ansiedad

Como podrás haber supuesto ya, el problema principal de la ansiedad generalizada es que no está ligada de forma clara a una circunstancia u cuerpo físico concreto. Por ello, indagar sobre el verdadero y profundo motivo de esta ansiedad suele ayudar sustancialmente a empezar a buscar una solución.

El origen puede ser desde un miedo a la muerte, hasta la reaparición parcial de sensaciones que conectamos con eventos traumáticos del pasado. En otras ocasiones tienen motivaciones más sencillas, como el estrés crónico de la rutina y los problemas cotidianos o la suma de sucesivas experiencias dolorosas.

Consejo 3: Técnicas de Relajación y Respiración

Las técnicas más frecuentes son la meditación (en su multitud de variantes), la relajación progresiva de Jacobson y la respiración diafragmática. Son técnicas con un alto grado de aval científico. Serán especialmente efectivas cuando la ansiedad generalizada esté causada por un estilo de vida estresante, ya que nos permitirá parar y relajarnos.

En otros casos, donde la ansiedad está relacionada con miedos o traumas no resueltos, pueden ser contraproducentes debido a que, justamente cuando la persona para y entra en contacto consigo misma, es cuando más se manifiesta esta ansiedad.

Acudir a un psicólogo puede ayudar a desarrollar estas técnicas y detectar si realmente son las más adecuadas para tu caso concreto.

Consejo 4: Reducción de Cafeína y estimulantes

Cuidar la alimentación y sobre todo disminuir el consumo de cafeína y estimulantes

(azúcar, tabaco, etc) será clave para conseguir una mejor.

También podemos acompañar esta medida con la toma de tilas relajantes. No serán la gran solución, pero pueden aportar su granito de arena junto al resto de consejos.

Consejo 5: Informar y compartir el problema con gente de confianza

Compartir nuestros problemas con gente que sabemos que responderán comprensivamente supondrá una gran diferencia para sentir que no estamos solos frente al problema. Además, si es posible, se recomienda que la persona pueda pedir pequeñas modificaciones de los patrones de comunicación, tareas, etc, por parte de los demás, para facilitar la lucha contra la ansiedad generalizada.

No estamos hablando de que todo el mundo de alrededor cambie sus hábitos para cuidar a la persona con ansiedad, sino, más bien, cosas como:

● Informar a la gente de alrededor sobre cómo actuar en los momentos de crisis

agudas de ansiedad.

Pedir no sobrecargar con tareas y preocupaciones.

Pedir apoyo y ayuda a los demás para que la persona pueda llevar a cabo soluciones y hábitos saludables.

● Informar para que, en el caso de que la persona que sufre la ansiedad, no alcance

ciertos objetivos u obligaciones por culpa de este problema, las personas cercanas

puedan contextualizar los sucesos.

Consejo 6: Ayuda psicológica profesional

Probablemente este sea el camino más rápido para mejorar el nivel de vida y disminuir e incluso erradicar la ansiedad generalizada. Son muchos los consejos que pueden ser útiles a modo de autoayuda, pero la mayoría deben ser adaptados y seleccionados para cada caso concreto, lo cual, es algo que solo un profesional cualificado podrá decidir minimizando al máximo el error.

No dudes en contactar con nosotros e informarte sobre tu caso particular. Incluso, puedes hacerlo con varios psicólogos y elegir el que más seguridad te dé.